Microbiota: tus bacterias y tú

Si pensamos en bacterias, virus… microbios en general, inmediatamente nos viene una palabra a la cabeza: enfermedad. Sin embargo, no siempre es así. ¿Sabías que en nuestro cuerpo tenemos más microbios que células? ¡Pues sí! Tenemos unos 100 trillones de microorganismos en nuestro interior, ¡nada más y nada menos que 1-2 kg de bacterias dentro de nuestro cuerpo! Ahora que lo sabes puedes echarles a ellas la culpa de ese kilito que te sobra después de navidades.

Este conjunto de bacterias, virus y otros microorganismos que habitan en nuestro cuerpo es lo que llamamos microbiota. Viven en todas nuestras superficies epiteliales externas e internas, como el tracto gastrointestinal, la cavidad respiratoria y el tracto reproductor femenino. Por ello, actualmente se propone considerar la microbiota como un órgano más de nuestro cuerpo, ya que ha demostrado ser un factor muy influyente en nuestra salud. 

A la izquierda, Staphylococcus aureus, presente en la superficie de nuestro organismo. Arriba, Bacteroides, principal componente de la microbiota gastrointestinal, vaginal y bucal en los mamíferos. Abajo, bacterias presentes en la leche materna.

Puede que llegados a este punto estéis pensando: ¿cómo es que no estamos constantemente enfermos? Lo cierto es que este conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo no nos perjudica, sino que nos aporta numerosos beneficios y establece una relación simbionte con nuestro cuerpo.

Pero… ¿cómo y cuándo han llegado todos estos microorganismos a nuestro interior? El desarrollo inicial de la microbiota lo determina la forma en que venimos al mundo. A día de hoy sabemos que los microorganismos de los niños que nacen por vía vaginal proceden de la vagina de la madre, mientras que la microbiota de los que nacen por cesárea proviene de la piel materna. Esta distinta composición se ha relacionado con una mayor predisposición a padecer alergias, asma, sobrepeso y obesidad infantil en los niños nacidos por cesárea.

Por otra parte, lo que comemos puede favorecer el crecimiento de unas u otras bacterias en nuestro organismo y, por ello, la dieta determina la microbiota del individuo.

Así, una alimentación inicial con leche materna, en comparación con una basada en sucedáneos, supone diferencias en la presencia y desarrollo de estos microbios en el intestino. Durante la etapa adulta, la dieta continúa siendo el factor más importante, por lo que podemos afirmar que somos lo que comemos, o al menos que nuestra microbiota está muy condicionada por ello. También influyen factores como nuestro ADN, los  tratamientos con antibióticos y, en general, el ambiente en el que se desarrolla el niño, (tener hermanos, mascotas, etc.).

Ya sabemos cómo llegan las bacterias a nuestro cuerpo pero, si son organismos extraños, ¿por qué no los destruimos como hacemos con otros patógenos? El desarrollo de la microbiota coincide con el del sistema inmune, lo que familiariza a nuestro cuerpo con estos organismos y evita que sean detectados o atacados como el resto de agentes dañinos. De hecho, la microbiota no sólo no es destruida por el sistema inmune, sino que lo ayuda a combatir diversas infecciones y actúa como una barrera protectora en el intestino. 

Esquema de las bacterias que aparecen en el aparato digestivo humano.

La flora intestinal también ayuda en el proceso de nutrición: se encarga de metabolizar algunas moléculas que el cuerpo humano no puede procesar por sí mismo, así como de sintetizar y aportar vitaminas.

¡Y aún hay más! Recientemente se ha descubierto la relación que tiene la microbiota con determinadas enfermedades. La alteración de su composición, denominada disbiosis, se ha asociado a desórdenes inmunes como las alergias o las enfermedades inflamatorias intestinales ;  y otros como la obesidad y el autismo.

Estudios llevados a cabo en ratones acerca de la influencia de la microbiota en obesidad.

Esto abre una ventana terapéutica muy interesante, aunque algo desagradable. El sistema elegido para aprovechar las propiedades de estas bacterias y paliar estas enfermedades es un poco llamativo pero bastante eficaz: los trasplantes de heces. Sí. Tal cual lo habéis leído, se  utilizan  las heces de pacientes sanos para curar o mejorar la salud de los enfermos. Para borrar la cara de asco que debes estar poniendo vamos a concretar un  poco: lo que realmente se inocula al paciente son las heces filtradas y tratadas, sin restos de alimentos y desechos, puesto que lo que nos interesa son las bacterias que contiene. ¿A que ya no parece tan desagradable?

Actualmente ya se han realizado ensayos en humanos como tratamiento contra la infección por la bacteria Clostridium difficile, lo que ha permitido demostrar que este método es más efectivo que el uso exclusivo de antibióticos. También se ha utilizado en el tratamiento de colitis ulcerosa, en enfermedades inflamatorias del intestino y síndrome metabólico.

Entonces, ¿qué podemos hacer en el día a día para cuidar nuestra microbiota? Dentro de una dieta saludable encontramos ciertos alimentos que la favorecen específicamente, como los yogures. Estos productos se conocen como probióticos, fórmulas que contienen microorganismos vivos que pueden ser beneficiosos para la salud humana. Otro tipo de productos disponibles son los prebióticos, que contienen nutrientes que favorecen el desarrollo de nuestras bacterias.

Ejemplo de alimentos probióticos y prebióticos.

Resulta increíble cómo, desde que Anton van Leeuwenhoek realizó las primeras observaciones de microorganismos alrededor de 1670, la ciencia ha avanzado hasta el punto de descubrir todo un diminuto mundo de vida en nuestro interior. Ahora que ya sabéis de su existencia, esperamos que vuestra percepción de las bacterias haya cambiado ya que resultan imprescindibles para nuestra salud y, al fin y al cabo… son nuestras inseparables compañeras de viaje.  

Bibliografía

  • Role of the normal gut microbiota. Sai Manasa Jandhyala, Rupjyoti Talukdar, Chivkula Subramanyam, Harish Vuyyuru, Mitnala Sasikala, D Nageshwar Reddy. World Journal of Gastroenterology, Agosto 2015.
  • Fecal microbiota transplantation as novel therapy in gastroenterology: A systematic review. Noortje G Rossen, John K MacDonald, Elisabeth M de Vries, Geert R D’Haens, Willem M de Vos, Erwin G Zoetendal, Cyriel Y Ponsioen. World Journal of Gastroenterology, Mayo 2015.
  • Randomised clinical trial: faecal microbiota transplantation by colonoscopy vs. vancomycin for the treatment of recurrent Clostridium difficile infection.  Cammarota G1, Masucci L, Ianiro G, Bibbò S, Dinoi G, Costamagna G, Sanguinetti M, Gasbarrini A. Alimentary Pharmacology & Therapeutics. Mayo 2015.
  • Practical implementation of faecal transplantation. N. Kapel, M. Thomas, O. Corcos, C. Mayeur, L. Barbot-Trystram, Y. Bouhnik y F. Joly. Clinical Microbiology and Infection, Octubre 2014.
  • On the Origin of Species: Factors Shaping the Establishment of Infant’s Gut Microbiota. Niels van Best, Mathias W. Hornef, Paul H. M. Savelkou y John Penders. Birth Defects Research Part C, Noviembre 2015.
  • Clases de Microbiología Clínica de Jose María Requena Rolaina impartidas en el  grado de Bioquímica de la Universidad Autónoma de Madrid (curso 2016-2017). Enlace
  • http://schaechter.asmblog.org/schaechter/2014/06/retroviruses-the-placenta-and-the-genomic-junk-drawer.html
  • http://dciencia.es/antibioticos/
  • Microbiótica. Nutrición simbiótica y microorganismos regeneradores. Lynn Margulis, Bonnie Bassler, Máximo Sandín, Jairo Restrepo, Juana Labrador. Virginia Ruiperez, Francisco Mata, Emilio Santos, Palmira Pozuelo, Jesús Mier,  Martin Goldman, Luis Antonio Lázaro, Ander Urederra. Ediciones i, 2014.

 

 

 

 

10 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Bellamy dice:

    Sabía que teníamos bacterias y microorganismos varios, pero no pensaba que fueran trillones!! Curiosa la terapia que explicáis, está claro que tenemos que esforzarnos en comer bien y sano. Otra semana aprendiendo con vosotras, gracias!!

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  2. Carlos dice:

    ¡Que curioso! Que no cuenten conmigo para el transplante de heces eso si 🙂

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  3. Alicia dice:

    ¡Gran entrada! Cada vez que me sienta sola pensaré en mis trillones de bacterias… Habría sido una perfectísima recomendación para que los chicos a los que les dimos la charla profundizasen un poco más en este tema. Espero que esta no sea vuestra última entrada, aún quedan muchos temas interesantes para escribir sobre ellos 😀

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  4. Josefina dice:

    Interesante articulo porque aporta datos novedosos de una manera sencilla y amena,que son desconocidos para muchos de nosotros.

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  5. Isaac dice:

    Muy bueno. Interesante y ameno.

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  6. Raquel de Miguel dice:

    Gracias a tu blog me estoy enterando de cosas muy interesantes, Delia. ¡Macrobiota! No tenía ni idea.Gracias.

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  7. Raquel de Miguel dice:

    ¡Microbiota! Siento el desliz.

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  8. Ana dice:

    Muy interesante lo que explicais en este artículo. Me gustaría saber si quienes sufren intolerancias alimentarias, como celíacos, etc., podrían mejorar con una modificación en su microbiota. Gracias.

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    1. Hola Ana,

      Efectivamente, uno de los efectos secundarios de la celiaquía es la descompensación de los microorganismos presentes en la flora intestinal que, como hemos mencionado, se encargan de digerir y convertir muchos productos ingeridos en sustancias aprovechables por el organismo. Así, los celíacos no son capaces de realizar la digestión completa de las moléculas que conforman el gluten, lo que desencadena problemas intestinales como mala absorción o desarrollo de procesos inflamatorios.

      En este caso podemos ver una aplicación directa de los probióticos, ya que actualmente es posible encontrar en el mercado productos específicos para mejorar la microbiota de los celíacos. Estos alimentos están compuestos por algunas de las bacterias que se encuentran en menor proporción en los celíacos y que son de vital importancia para una adecuada función intestinal, como el género Bifidobacterium.

      Muchas gracias por tu interés y esperamos haber respondido a tu pregunta.

      ¡Un saludo!

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  9. Mercedes dice:

    Tema muy interesante el del artículo sobre la microbiota. Creo que normalmente cuando escuchamos la palabra «bacteria» asociamos por desconocimiento con enfermedad o falta de higiene.
    Importantísimo el uso y abuso de antibióticos y sus efectos.
    Muchas gracias por ayudarnos a comprender un poquito más sobre el funcionamiento de nuestro cuerpo.
    Se hace imprescindible la investigación, deberemos dedicar los recursos necesarios para que nuestros científicos no tengan que, invariablemente salir del pais para dedicarse a esta importante tarea. Claramente «sin ciencia, no hay futuro».
    Gracias por vuestro trabajo y, mucho ánimo !

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